Aquel 29 de Diciembre de 1994 tuvimos que viajar muy lejos de casa para echar a andar con nuestro nuevo proyecto, Ados Teatroa: hasta el Festival do Nadal de Santiago de Compostela.
Aquel lejano 1994 nos lanzamos a producir nuestro primer espectáculo, sin ayudas ni subvenciones, y con un sello desconocido, Ados Teatroa. Nos sentíamos al principio del camino, libres, pero sin nada sólido a que agarrarnos.
Quizá porque nos sentíamos en aquel momento un poco náufragos elegimos para iniciar nuestra andadura Robinson Crusoe, un espectáculo para jóvenes y niños, basado en la novela de Daniel Defoe. Garbi Losada hizo una divertida adaptación en la que incidía tanto en la soledad del marino, como en el choque de culturas entre un hombre civilizado (Robinson), que lucha por mantener su “modo de vida” ante la adversidad, y lo que él considera un “salvaje” (Viernes), que luego no lo era tanto.
Produjimos el espectáculo prácticamente a coste cero. No teníamos nada. Tampoco publicidad, ni canal alguno de venta. Para suplir todas estas carencias intentamos una campaña barata y eficaz: el mensaje del náufrago. Una iniciativa que pronto se hizo famosa entre los programadores de teatro del Estado. Recorrimos todos los bares de nuestro barrio, donde –apiadándose de nosotros- nos guardaban botellas vacías de agua. Una vez limpias y sin etiquetas, poníamos en su interior el mensaje que –se suponía- Robinson habría lanzado al mar. Un mensaje de auxilio, que –dada nuestra precaria situación como compañía- era literalmente cierto.
La recepción de las botellas generó un sin fin de anécdotas (pobres carteros, menos mal que no contenían nada más peligroso que el deseo de hacer una obra de teatro). Pero el mensaje de auxilio –el de Robinson y el nuestro- funcionó. Los programadores se rieron de la ocurrencia y de los malentendidos. Por fin, para poder estrenarlo, tuvimos que viajar muy lejos de casa, hasta el Teatro Principal de Santiago de Compostela. La ciudad que para muchos es el final de un viaje, para nosotros fue el inicio. Desde entonces, la obra se representó en algunos de los festivales de teatro para niños y jóvenes más importantes del Estado (FETEN de Gijón, Festival de Vitoria, Sala Escalante de Valencia…) e hicimos con ella un total de 115 representaciones. Y sobre todo, Ados Teatroa ya existía. Y nosotros habíamos empezado a caminar con ella.
Hoy sonreímos al echar para atrás la vista, y nos acordamos especialmente de Koldo Losada, que ya no está con nosotros. Seguro que, esté donde esté, estará sonriendo.
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